Olivo se crea con la intención de celebrar la unión y el diálogo de la arquitectura con quien la habita. Las vistas protagonistas orientadas a los valles del sitio, la caída del sol entre los grandes muros que te incitan a ser recorridos, el juego de escalas y los remates naturales hacen que el transitar este espacio se vuelva un cúmulo de experiencias infinitas.
En arquitectura, Olivo se crea como una sola pieza escultórica fundida por un anillo central y tres más que lo rodean, creando un diálogo interno entre cada espacio. Cada elemento tiene una función arquitectónica directa, esto obligará a que sea regla vivir los cuatro espacios casi de manera voluntaria.
La idea de los anillos como piezas conceptuales del programa arquitectónico surge por la ceremonia de unir, de vivir un proceso con un inicio y un final, y que en ese mismo final surja otro gran inicio.
Esta infinidad lleva a Olivo a ser parte de un momento único, en donde los espacios no compiten por ser protagonistas, por el simple motivo de que cada anillo tiende a tener alma propia.
Desde el inicio, el recorrido hacia la pieza maestra hace que la experiencia sea todavía más anhelada, pues justamente son los olivos naturales del sitio quienes te van acompañando en esa pasarela, con la función de invitarte a entrar, jugar con tus sensaciones y percepciones. Te hará cuestionar cada textura y material impregnado en la arquitectura, te hará inventar historias del por qué de los anillos.
Esto es Olivo.
Una pieza para celebrar la UNIÓN.